Editorial

Situación Alimentaria

El último informe del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional de 2004 (SISVAN), revela que la situación alimentaria de Venezuela es de cuidado. En la última década se ha visto afectada por una reducción de la satisfacción de las necesidades energéticas, especialmente en los estratos de menores ingresos. De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2004 la población es de 26,1 millones de habitantes. La disponibilidad calórica de alimentos es de 2.299 Kcal/persona/día, reportando insuficiencia crítica en calorías, proteínas y calcio. La producción nacional es insuficiente, por lo tanto, 39,6% de las calorías, 41,1% de las proteínas y 43,6% de las grasas son importadas. Debido a la producción deficitaria de alimentos, las agro importaciones crecen, especialmente las realizadas directamente por el gobierno para tratar de auxiliar a 50% de la población empobrecida, mediante la distribución de alimentos subsidiados. La malnutrición por déficit en menores de 2 años es de 13%, de 2 a 6 años de 25,8% y de 7 a 14 años de 26,8%. El porcentaje que ingresan con desnutrición grave es de 1,4%, en general a niños menores de 1 año y la forma clínica que predomina es el marasmo. Por otra parte, el exceso de peso en el grupo de 7 a 14 años es de 13,7%. Los porcentajes de déficit, a pesar de los altos ingresos de la nación, se mantienen estables en todos los grupos y son precisamente nuestros niños pequeños, las victimas silenciosas de la desnutrición. Los estados con más desnutrición son: Apure, Barinas, Bolívar, D. Amacuro, Lara, Miranda, Portuguesa y Táchira. A lo anterior, se suman las altas carencias de micronutrientes, en especial la deficiencia de hierro, más frecuente entre los lactantes y preescolares, siendo la causa principal de anemia. En las familias más pobres se encuentra un comportamiento alimentario poco satisfactorio, se reduce el número de comidas y de alimentos, la dieta es baja en calorías y se priorizan alimentos vegetales menos costosos, en detrimento de alimentos de origen animal, fuentes de proteínas de buena calidad y de nutrientes indispensables para el crecimiento y desarrollo del niño. En general, hemos perdido calidad de la dieta tradicional y adquiridos hábitos alimentarios negativos que perturban cada vez más la sana alimentación. Hace dos décadas, se demostró en Venezuela que los niños de clase baja tenían un déficit de estatura de 5 cm. a los 7 años de edad, comparados con los de clase media alta venezolana, en tanto que, estos últimos tenían una estatura similar a los norteamericanos. En las últimas décadas, nuestra población ha experimentado una notoria transición epidemiológica, demográfica y nutricional. La mejoría que se ha producido en el nivel socioeconómico de algunos grupos, ha aumentado la disponibilidad de nutrientes, que unido a cambios negativos en los hábitos de alimentación y reducción de la actividad física, han incidido en los problemas nutricionales por exceso que estamos teniendo en todos los estratos sociales. Quiere decir entonces, que el perfil nutricional es complejo, encontramos una tendencia a incrementar los polos del déficit y el exceso, mientras la población nutricionalmente sana, mira con cierta perplejidad la avalancha de la malnutrición. Es urgente trabajar en modificar esta realidad, para lograr que la sonrisa de nuestros niños resplandezca en todo su esplendor.

MLJ