Este manuscrito forma parte de la presentación de la Profesora Aliz Luna de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela y de la Licenciada Magaly Bracho en el I Congreso Nacional de Nutrición, organizado por el Instituto Nacional de Nutrición en 1985 sobre los resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición en 1983. El Comité Editorial de la Revista Anales Venezolanos de Nutrición consideró la publicación de una parte de este documento, por su valioso aporte para la historia y comprensión de los cambios en el patrón de consumo de alimentos en las últimas cuatro décadas. Agradecemos la colaboración de la Dra. Siloyde Rivas y de la Profesora España Marco en recopilar este material y elaborar la reseña de las autoras Aliz Luna y Magalí Bracho, en reconocimiento a su excelente desempeño profesional.
https://doi.org/10.54624/2022.35.1.006
La situación alimentaria-nutricional del venezolano puede decirse que es muy particular, por cuanto presenta características de un país subdesarrollado al apreciarse en ciertos estratos de la población carencias nutricionales y al mismo tiempo, se observa en los estratos de mejores recursos, enfermedades producidas por excesos alimentarios frecuentes en países desarrollados. Ambos casos son debidos a situaciones extremas del consumo e inciden en los niños en sus primeras etapas de la vida y entre los individuos del grupo en edad productiva.
Esta situación ha sido posible constatarla a través de la Encuesta Nacional de Nutrición realizada entre 1981 y 1982 por el Instituto Nacional de Nutrición en una muestra de población de cada región administrativa, con excepción del Estado Apure y el Territorio Federal Amazonas. En ella se recogió información, entre otras cosas, sobre el consumo de alimentos y las condiciones socioeconómicas de la familia, permitiendo estos datos clasificar al grupo familiar por estratos socioeconómicos y calcular el aporte de nutrientes de la dieta diaria, contribuyendo estos elementos en la realización de un diagnóstico nutricional del país.
La población estudiada fue de 1658 familias, que por sus características socioeconómicas corresponden a los siguientes grupos:
Esta distribución porcentual concuerda con la estratificación de la población por ingresos para la fecha, y en cada estrato la situación alimentaria-nutricional es diferente.
A continuación se exponen los aspectos de ingesta de alimentos y la adecuación de nutrientes por regiones, enfatizando la situación de los distintos estratos socioeconómicos.
Si bien la adquisición de alimentos está supeditada a una serie de factores socioeconómicos, la selección responde en cierta medida a los hábitos alimentarios del consumidor. En el caso de la población venezolana, es posible observar como a través del tiempo ha mantenido un patrón de consumo que con ligeras modificaciones es vigente en la actualidad y en el cual son alimentos indispensables: el maíz, la caraota, la yuca y el plátano. Las modificaciones se deben a la adopción de costumbres exógenas o a la disponibilidad regional existente.
El hecho de que la población se agrupe en sectores urbano y rural es un factor que también establece diferencias en el consumo de alimentos. Estas variaciones se observan así mismo, entre unas regiones y otras del país y entre los distintos grupos socioeconómicos.
En líneas generales puede decirse qué hasta la fecha de la Encuesta Nacional de Nutrición, la alimentación del venezolano estaba conformada básicamente por 30 alimentos y dependiendo del poder adquisitivo de la familia, dicho listado se reduce a 10 o menos, o se amplía según la región, por ejemplo en la zona metropolitana, donde gran parte de las familias aparecen ingiriendo mayor número de alimentos que en otras regiones.
En relación con los alimentos de más consumo (Cuadro 1) tanto a nivel regional como nacional, se aprecia lo siguiente: tres tipos de cereales (maíz, arroz y trigo), dos leguminosas (caraotas y arvejas), cuatro tubérculos (papa, yuca, ocumo y apio), plátano, cinco hortalizas (tomate, cebolla, zanahoria, auyama y pimentón), cuatro frutas (cambur, naranja, lechosa y patilla), leche, queso, mantequilla y huevos, dos carnes (res y pollo), aceite, margarina y mayonesa), bebidas gaseosas y café.
Al analizar cuantitativamente el consumo de alimentos por estratos socioeconómicos a nivel nacional (Cuadro 2), una primera observación es que el consumo de cereales por persona/día es bastante satisfactorio, ligeramente superior qué en años anteriores, con predominio del maíz y con un consumo mayor en el estrato V, el de menos recursos económicos.
Con relación a las carnes, productos proteínicos de precio más elevado que el anterior, los grupos socioeconómicos de los más altos recursos (I+II+III) tienen un consumo superior a los estratos más bajos, apreciándose también la preferencia por la carne de res y el bajo consumo de carne de cerdo (fresco) y pescado por persona/día. Sin embargo, estos alimentos y los huevos aparecen con mayor consumo en todos los grupos socioeconómicos que en estudios anteriores (Cuadros 3 y 4, 1963 y 1966).
En el renglón de leche y derivados (queso y mantequilla) los grupos de más altos recursos tienen un consumo superior a los otros grupos, en cambio en las leguminosas, sucede lo contrario, observándose un incremento en su consumo en relación con épocas pasadas.
En cuanto a tubérculos, plátanos, hortalizas y frutas a excepción de la yuca, el ocumo y el cambur que los consumen en mayor cantidad los estratos socioeconómicos más bajos, los grupos de más altos recursos tienen una ingesta mayor de estos alimentos que los otros grupos, sin embargo se aprecia en todos los estratos, que las cantidades diarias consumidas son pequeñas, sobre todo en hortalizas y frutas, siendo más fuerte esta tendencia (44 g) en el grupo de menos recursos (V). Se observa de manera especial en el caso de las hortalizas, que el mayor consumo es de las tradicionalmente utilizadas como aliño o condimento que son tomate, cebolla y pimentón, llegando a representar más del 60% en el consumo de hortalizas en todos los grupos.
Lo anteriormente expuesto demuestra, que son las leguminosas (caraotas) y los cereales (maíz) la base de la alimentación de la población más desasistida, complementada con pequeñas cantidades de otros alimentos. Esto es lo que a primera vista se aprecia en los resultados de la ENCUESTA a que se hace referencia.
En cuanto a las grasas visibles, el consumo es bastante parejo en todos los estratos sociales, observándose que el aceite ha desplazado a la manteca (vegetal y animal) y que el consumo de margarina y mayonesa se está extendiendo.
Finalmente es posible apreciar en comparación con estudios anteriores un consumo moderado de azúcar como tal y casi nulo de papelón en el hogar, pero al mismo tiempo, un gran incremento del consumo de bebidas gaseosas bastante parecido en todos los estratos socioeconómicos y similar en todas las regiones. Con relación a la ingesta de café se observa el arraigo que tiene entre la población, manteniéndose con muy pocas variaciones cuantitativas en los estratos socioeconómicos y en las regiones.
Comparando los requerimientos nutricionales de la población estudiada igualados a cien con el aporte suministrado por el consumo de alimentos, se puede apreciar la adecuación porcentual de nutrientes, aportados por la alimentación recibida durante el período de la encuesta a que se ha hecho referencia.
Esta forma de indicar la ingesta de nutrientes permite establecer comparaciones con estudios de otras épocas y de otros países, así como también, reconocer la situación nutricional crítica y la población a riesgo, con fines a la planificación de programas específicos.
Antes de iniciar el análisis, se ha creído conveniente aclarar que las cantidades de alimentos consumidos por persona/día, es el resultado promedio y por consiguiente también lo es la ingesta de nutrientes, de allí que las cifras de adecuación calculadas deben tomarse como información bastante aproximada a la real situación de la población total.
A continuación se expone la adecuación de cada nutriente en forma general, por estratos socioeconómicos y por regiones administrativas.
Energía: Con relación a este nutriente (Cuadros 5, 6, 7) se puede decir que en los estratos I+II+III correspondiente a las familias de mejores recursos, a excepción de las regiones Zulia y Los Andes, en todas las demás regiones se tiene una adecuación superior a 100% lo que indica sobreconsumo. Esta situación se desmejora en el grupo IV en donde sólo aparecen con adecuación mayor de 100% las regiones Guayana, Capital y Metropolitana. En cambio en el estrato V en todas las regiones hay una adecuación menor de 100%, llegando incluso en los Andes a ser de 81%, lo que significa que el consumo en esta región sólo cubre las 4/5 partes de los requerimientos calóricos y que el subconsumo, siendo común en todo el grupo, es menos acentuado en las regiones Metropolitana y Central.
Al analizar este nutriente de manera general y no por estratos (Cuadro 6) se aprecia que sólo existe un sobreconsumo en las regiones Metropolitana y Capital, y que en las otras el subconsumo está entre el 4 y el 16% (84 a 96% de adecuación). Este tipo de análisis diluye la gravedad de la situación en el grupo V con relación al consumo de calorías.
Proteínas: El caso de este nutriente es muy especial, por cuanto es uno de los que consumen los grupos socioeconómicos en todas las regiones de manera excesiva (Cuadros 8,9,10). Tal situación puede deberse al hábito del venezolano de ingerir alimentos ricos en proteínas como carnes, leche, queso y huevos, o cuya razón original debe buscarse en el prestigio social que han tenido esos alimentos y en las recomendaciones que siempre se han hecho sobre los beneficios del consumo de los mismos, posiblemente en detrimento de la ingesta de alimentos energéticos. Esta es la situación de este nutriente en la fecha de la Encuesta, hoy día el panorama ha cambiado pero no se sabe en cuánto.
Calcio: El caso de este micronutriente para la fecha de la Encuesta a nivel de la población en general es satisfactorio (Cuadros 11,12,13), con un gran consumo en las regiones Metropolitana (174%) y Zulia (163%). Al estudiar la adecuación de calcio por estratos socioeconómicos se aprecia en líneas generales que también existe un sobreconsumo de este mineral en todas las regiones, siendo mayor en las regiones Metropolitana (228%), Zulia (191%) y Centro Occidental (191%) en los estratos I+II+III. Así mismo existe sobreconsumo en el estrato IV en todas las regiones, siendo mayor en el Zulia (174%), Metropolitana (169%) y Capital (153%). La situación en el estrato V igualmente es satisfactoria en todas las regiones, a excepción de Guayana (97%) y Centro Occidental (95%) donde se aprecia un ligero subconsumo.
Con el alto aumento de precios que han sufrido la leche y el queso en los últimos años, la ingesta de calcio debe haber disminuido considerablemente y es seguro que donde más se ha sentido es en el estrato V y en las regiones Centro Occidental, Guayana, Los Andes y Nor- Oriental que ya acusaban en 1981-1982 una adecuación dentro de los límites adecuados (91-110%).
Hierro: La ingesta de hierro de la población en general es adecuada, encontrándose cifras de adecuación de 98% y 129%, siendo las regiones Capital y Centro Occidental las de mayor consumo (Cuadros 14,15,16) y Zulia y Guayanas las de menor.
En cuanto a los estratos socioeconómicos, en los grupos I+II+III la ingesta es superior a los requerimientos, con cifras de adecuación casi todas mayores de 100%, a excepción en las regiones Los Andes (96,8%) y Zulia (95,4%).
En el estrato V la situación es satisfactoria en líneas generales, pero delicada en las regiones Guayana y Zulia donde se obtuvo una adecuación de 86,7% y 96,3% respectivamente (Cuadro 16).
La brusca alza de precios de las carnes y las leguminosas en los últimos años, que origina disminución del consumo de las mismas, consecuencialmente incide en la ingesta de este micronutriente, lo cual debe estarse sintiendo en las clases de más bajo recurso y en las regiones Los Andes, Zulia y Guayana respectivamente.
Vitamina A: En la adecuación sin distingos de estratos sociales, el consumo de Vitamina A se aprecia satisfactoria en casi todas las regiones estudiadas, a excepción de Nor-Oriental (98%), Guayana (95%) y Centro Occidental (70%) en donde existe subconsumo, más acentuado en esta última región.
Al analizar la adecuación por estratos sociales, se aprecia consumo excesivo en el grupo I+II+III llegando en la región Capital a cifras de 204%. En los grupos IV y V la situación es de carencia en cuatro regiones y sobreconsumo en las otras cuatro, y aún cuando la adecuación en Guayana, Nororiental y Capital son bajas. La situación es muy crítica en la región Centro Occidental donde se aprecia un subconsumo de casi 50% de los requerimientos (Cuadros 17,18,19).
Tiamina: El consumo de esta vitamina no tiene problemas, pues se aprecia a nivel general, cifras por encima de 100% en todas las regiones y en los estratos socioeconómicos, sólo se observan cifras menores en el grupo IV de la Nor-Oriental y en el grupo V de Guayana (Cuadro 20,21,22).
Riboflavina: A nivel regional, las zonas de menor adecuación son Centro Occidental y Los Andes (pero con cifras que pueden considerarse dentro de un rango de consumo normal (91%-110%) (Cuadros 23,24,25).
En cuanto a los estratos socioeconómicos, la adecuación está por encima de 100% en los grupos I+II+III y IV, en cambio en el grupo V existe subconsumo en cinco de las ocho regiones estudiadas, obteniéndose los porcentajes más bajos en Centro Occidental, Los Andes y Guayana (Cuadros 23,24,25).
Niacina: Como en micronutriente anterior, se aprecian cifras bajas de adecuación en las regiones Centro Occidental (86%) y Los Andes (93%) y por encima de 100% en las demás regiones (Cuadros 26,27,28).
En la adecuación por estratos sociales, se observa en el estrato I+II+III adecuación superior al 100%; en el IV sólo la región Centro Occidental tiene subconsumo; y en grupo V las regiones Central, Centro Occidental y Los Andes tienen adecuación inferior a 100% (Cuadros 26,27,28).
Vitamina C: Como la tiamina y el calcio a nivel regional y sin estratificación social, en este nutriente se observa una ingesta muy superior a los requerimientos llegando a cifras de 346% en la región Metropolitana (Cuadros 29,30,31).
Al analizar la información por estratos socioeconómicos, sólo se observa en el estrato V de la región Centro Occidental una adecuación inferior a 100%, en todas las demás regiones y estratos existe sobreconsumo.
Para la fecha de la realización de la Encuesta Nacional de Nutrición (1981-1982) la tendencia en el país era hacia un subconsumo calórico en casi todas las regiones. Igual fenómeno se aprecia en los estratos socioeconómicos con menos intensidad en los estratos I+II+III y más fuertemente en el estrato V.
El consumo de proteínas es plenamente satisfactorio, siendo muy parecidos al del calcio, la tiamina y la vitamina C, a excepción del estrato V en Guayana y Centro Occidental.
La vitamina A sin problema en los estratos IV y V de casi todas las regiones a excepción de la Metropolitana, Zulia y Los Andes.
En los demás nutrientes, se aprecia subconsumo en las regiones Centro Occidental, Zulia, Los Andes, Nor- Oriental y Guayana, siendo el estrato V de estas regiones el de menos ingesta y la región Centro Occidental la de mayores problemas nutricionales en cuanto a carencia se refiere, por consiguiente sería recomendable dispensarle un poco más de atención y hacer coincidir en ella, políticas integradas de producción y consumo de alimentos.
El estrato V, debe ser objeto de un tratamiento especial pues es el estrato de la población más desasistido, el más numeroso, con problemas de toda índole y con una marcada carencia nutricional.
Es importante resaltar el hecho de que entre 1982 y 1985 se ha producido en el país una situación económica muy difícil con devaluación de la moneda, alza en el costo de la vida, disminución en la importación de ciertos rubros como maíz, caraotas negras y leche en polvo., aumento en los precios de los alimentos, específicamente del maíz, arroz, leguminosas, leche, queso y carnes, es decir, lo que básicamente proporcionan proteínas a la dieta.
A lo anterior se une la circunstancia de que los sueldos se han mantenido iguales y se ha incrementado el desempleo y el subempleo, por consiguiente es fácil deducir que la situación nutricional de las familias de escasos recursos debe estar seriamente comprometida. Si en 1982 existían estratos con un subconsumo de nutrientes de diversa intensidad y especialmente de calorías, hoy día el subconsumo debe ser bastante grave tanto en cantidad como en nutrientes, por cuanto se refiere no sólo a calorías sino también a proteínas.
Si en épocas pasadas la desnutrición grado III era esporádica y ocasional, típica de la niñez y consecuencia de trastornos gastrointestinales repetidos, de no tomarse las medidas pertinentes que impliquen políticas ajustadas a la realidad e interrelacionadas en lo relativo a nutrición, alimentos, educación y salud se refiere, la desnutrición se extenderá a todo el grupo familiar del estrato socioeconómico V, que actualmente representa el 40% de la población con posibilidad de incrementarse, lo que sin duda constituye un grave problema a la nación y que debe prevenirse desde ahora.
Recibido: 15/07/2022
Aceptado: 20/09/2022